Los casinos son buenísimos para que pases horas de diversión, pero hasta en estos lugares hay un lado malo: los jugadores molestos en las mesas de juego. Afortunadamente en Strendus no tienes que lidiar con ellos (punto para los casinos online), pero si quieres salir de casa de vez en cuando y disfrutar de este paraíso terrenal, te advertimos que puedes encontrarte con uno o varios apostadores que desearás no haber encontrado jamás. ¡Y aguas! No vayas a ser tú uno de ellos.
El sabelotodo
Ya sea con la intención de llamar la atención o sólo porque quiere iniciar una conversación, comienza a dar consejos sobre poker, otros juegos de casino y hasta de la vida. Lo más curioso de este personaje es que cuando tú quieres compartir un poco de tu sabiduría, a fuerza tiene que corregirte o darte un dato “más útil” que el tuyo. Es por eso que muchos preferirían que se guardara sus consejos y se concentrara en jugar.
Mala copa
Los casinos llegan a ofrecer bebidas gratis y bueno, aquí es donde entra nuestro amigo el mala copa. Para empezar, parece que va al casino principalmente a beber en lugar de apostar, luego comienza con los típicos síntomas de los borrachos: las palabras no le fluyen correctamente, se tambalea y empieza a discutir con los otros jugadores o hasta con el crupier. En casos extremos inicia una pelea a golpes o se pone insolente o desagradable con las mujeres.
El que blofea de más
Sí, sabemos que blofear es una estrategia en la que tienes que hacer creer a tus contrincantes que tienes una mano muy buena, pero hasta en el blofeo hay límites. El blofeador en extremo es ese que se la pasando haciendo gestos y sonidos de alegría cada vez que recibe una carta o que dice frases como “uuufff, qué buena carta” o “ahora sí nadie podrá vencerme”. Literalmente sobreactúa y es tan obvio que todos se dan cuenta.
Grosero
Este jugador cree que todo lo que le ocurre es culpa de los demás y por eso se desquita. Si no le está yendo bien en la partida, de inmediato empieza a lanzar palabrotas al aire, hacia el crupier o incluso a otros apostadores, y si pierde, ya te imaginarás. En la mayoría de los casos los demás jugadores de la mesa lo soportan, pero cuando se pone muy pesado hay quienes prefieren cambiarse de mesa y los que deciden dar la queja a los de seguridad.
Payaso
Generalmente los bromista caen bien, pero cuando empiezan de “confianzudos” el ambiente se puede poner incómoda. La cosa con este sujeto es que le habla a los demás y hace bromas sobre ellos como si los conociera de toda la vida, a veces tocando temas que la mayoría de las personas evitaría. Como cuando empieza a bromear sobre el aspecto de alguien. Quizá cause gracia por un momento, pero al final nadie se salva del bromista.
Stalker
Una cosa es observar de vez en cuando las expresiones, ademanes y movimientos de los contrincantes para tener una pista sobre su mano y otra es verlos durante toooda la partida. A veces hasta parece que se trata de un “duelo para ver quién aguanta más sin parpadear”. Nuestro tip para este tipo de jugador es: si no sabes sobre lenguaje corporal, concentra tu atención en tu mano y no te le quedes viendo por tanto tiempo a una sola persona. ¡Es raro!
Drama Queen/King
Si este tipo de personas pueden ser bastante molestas en una relación, en una partida de poker lo son aún más. El apostador dramático reclama todo y sufre por todo lo que le ocurre durante la partida. También hace preguntas como “¿qué hice para merecer esto” mientras le cuenta sus desgracias a todos los de la mesa. Hay que admitir que a veces es divertido tenerlo cerca nada más por el chisme, pero cuando tienes que hacer el papel de psicólogo, el panorama cambia. Ignorarlo no es una opción porque hace aún más drama.